1/12/2010

CINCO VOTOS PARA OBTENER PODER ESPIRITUAL - A. W. Tozer

Afirmaciones para el Reavivamento Personal

Algunas personas rechazan la idea de hacer votos, pero en la Biblia usted encontrará muchos grandes hombres de Dios que fueron dirigidos por alianzas, promesas, votos y compromisos. El salmista no se retractaba al hacer votos. "Los votos que hice, yo los mantendré, oh Dios", dijo él. "Rendirte acciones de gracia" (Sal 56.12).

Mi consejo en esa cuestión es que si usted está realmente preocupado con su avance espiritual - la obtención de nuevo poder, nueva vida, nueva alegría y nuevo reavivamento personal dentro de su corazón -, será bueno hacer ciertos votos y empeñarse por cumplirlos. Si usted falla, postrese en humillación, arrepiéntase y comience nuevamente, pero siempre lleve en consideración los votos hechos. Ellos irán ayudandole a armonizar su corazón con los vastos poderes que fluyen del trono donde Cristo que está sentado, a la diestra de Dios.

El hombre carnal rechaza la disciplina de tales compromisos. Él dice: "Quiero ser libre. No quiero tener cualquier voto sobre mí. No creo en eso. Eso es legalismo". Bien, déjeme presentar el cuadro de dos hombres.

Uno de ellos no hizo voto alguno. Él no acepta cualquier responsabilidad de ese tipo. Él quiere ser libre. Y él es libre, en cierta manera así como un vagabundo es libre. El vagabundo es libre para sentarse en un banco de jardín de día, dormir y colocarse un periódico por la noche, ser puesto hacia fuera de la ciudad en la mañana de jueves y volver y subir por las escaleras rangentes de alguna pensión en la quinta a la norte. Ese hombre es libre, pero también es inútil. Él sólo ocupa un lugar en el mundo, cuyo aire respira.
Examinemos ahora otro hombre - tal vez un presidente, o primer ministro o cualquier gran hombre que carga sobre sí el peso del gobierno. Hombres así no son libres. Sin embargo, con el sacrificio de su libertad demuestran poder. Si insisten en ser libres, podrán serlo, pero sólo como el vagabundo. Escogieron, sin embargo, estar amarrados.
Hay muchos vagabundos religiosos en el mundo de los que no quieren estar amarrados a cosa alguna. Ellos transformaron la gracia de Dios en libertinaje personal. Las grandes almas, sin embargo, son aquellas que se aproximan reverentemente de Dios comprendiendo que en su carne no habita bien alguno. Y saben que, sin la capacitación dada por Dios, cualesquier votos hechos serían quebrados antes de que se ponga el sol. No obstante, visto que creen en Dios, con reverencia asumen ciertos votos sagrados. Ese es el camino para el poder espiritual.
Siendo así, hay cinco votos que tengo en mente, que será bueno hacer y observar.

  • Primer Voto: Trate Seriamente con el Pecado

El pecado ha sido disfrazado estos días, apareciendo con nuevos nombres y caras. Usted puede estar siendo expuesto a ese fenómeno en la escuela. El pecado es llamado por diversos nombres adornados - cualquier nombre, menos por lo que él realmente es. Por ejemplo, los hombres ya no se quedan más bajo convicción de pecados; ellos tienen un complejo de culpa. En lugar de confesar sus culpas a Dios, para que se libren de ellas, se acomodan en un diván e intentan relatar lo que sienten a un hombre que debe conocer mejor todo sobre ellos. Después de algún tiempo, la respuesta dada es que ellos fueron profundamente lastimados cuando tenían dos años, o alguna cosa semejante. Se supone que eso los hará que se sientan mejor.

Todo eso es ridículo, porque el pecado es aún el mismo antiguo enemigo del alma. Él nunca fue alterado. Necesitamos tratar firmemente con el pecado en nuestra vida. Acordemonos siempre de eso. "El reino de Dios no es comida ni bebida", dijo el apóstol Pablo, "Pero justicia, y paz, y alegría en Espíritu Santo" (Rom 14.17). La justicia reposa a la puerta del reino de Dios. "El alma que pecare, esa morirá" (Ez 18. 4, 20). No estoy predicando la perfección sin pecado. Antes, quiero decir que todo pecado conocido debe ser nombrado, identificado y repudiado, y que debemos confiar en Dios para ser liberados de él, para que no exista cualquier pecado consciente, deliberado en cualquier parte de nuestra vida. Y absolutamente necesario que hagamos eso, porque Dios es un Dios santo, y el pecado está en el trono del mundo.

Por lo tanto, no llame sus pecados por algún otro nombre. Si usted es envidioso, llámelo de envidia. Si usted tiene la tendencia a la autocomiseracion y a sentir que no es aceptado, pero es como una flor que nace para morir desapercibida, a desgastar su dulzura en el aire del desierto, llame ese pecado por lo que él es: autopiedad. También esta el resentimiento. Si usted está resentido, admítalo. He conocido personas que viven en un estado de indignación furiosa la mayor parte del tiempo. Conozco una persona que actúa como una gallina lanzada fuera del nido: él se queda corriendo en todas las direcciones quejándose y murmurando alguien está siempre haciéndolo errar. Ahora, si usted tiene ese mismo "espíritu", tiene que tratar con él inmediatamente. Usted necesita librarse de eso. La sangre de Jesucristo nos purifica de todo pecado. En lugar de intentar disfrazar el pecado o buscar una traducción griega opcional en algún lugar bajo la cual ocultarlo, llámelo por su nombre correcto y líbrese de él por la gracia de Dios.
Esta también el mal humor. No le llame indignación. No intente llamarlo de algún otro nombre. Llámelo por lo que él es. Porque, si usted tiene mal humor, o usted se deshace de él o él deshará mucho de su espiritualidad y alegría. Así pues, tratemos el pecado con seriedad. Seamos perfectamente amables. Dios ama a las personas amables.

  • Segundo Voto: No Sea Dueño de Cosa Alguna

Con eso, no quiero decir que no podamos poseer cosas. Quiero decir que debemos ser liberados del sentido de poseerlas. Ese sentido de posesión es lo que nos enreda. Todos los bebés nacen con las manos cerradas, y eso me parece decir: "Es mío!" Una de las primeras cosas que ellos dicen es "mío", con voz airada. Ese sentido de "es mío!" es muy perjudicial para el espíritu. Si pudiera librarse de eso, para que ya no tenga el sentido de posesión sobre cualquier cosa, usted sentirá gran libertad en su vida.

No piense con eso que usted necesita vender todo cuanto posee y distribuirlo como caridad. No, Dios permitirá que usted tenga su coche y sus negocios, su profesión y su posición, cualquiera que ella sea, con tal de que entienda que eso no es suyo, en absoluto, pero es de él, y que todo cuanto está haciendo es sólo trabajando para Él. Entonces, podrá estar tranqüilo en relación a todo eso, pues nunca necesitamos preocuparnos por perder lo que pertenece la otra persona. Si esas cosas fueran suyas, usted estará siempre mirando hacia las manos para ver si aún están allí, pero que se vayan a Dios, ya no necesita preocuparse con ellas.

Permítame apuntarle algunas de las cosas que usted tiene que entregar Dios. Sus posesiones son una de esas cosas. Algunos de los queridos hijos del Señor están siendo mantenidos para atras porque existe un balón y una corriente presas en sus piernas. Si fuera un hombre, puede ser su lujoso coche o la grandiosa casa. Si fuera una mujer, tal vez sean sus vajillas de porcelana o sus cosmeticos. Vamos a considerar un precioso florero como ejemplo. Allí está él, y si alguien batiera en él y lo quebrara, su pobre dueño probablemente perdería cinco años de su vida!

  • Tercer Voto: Nunca se defienda

Todos nosotros nacemos con el antojo de defendernos. Y tal vez insista en defenderse a sí mismo, Dios permitirá que usted lo haga. Sin embargo, si usted entregara su defensa Dios, entonces Él lo defenderá. Él dijo a Moisés cierta vez: "Seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios" (Ex 23.22).

Mucho tiempo atrás, el Señor y yo llegamos juntos al capítulo 23 del libro de Êxodo, y Él me mostró ese pasaje. Ya hace treinta años que ella ha sido una fuente de bendiciones preciosas para mí. No tengo que luchar. El Señor es Quien lucha por mí. Y Él ciertamente hará el mismo por usted. Él será el Enemigo de sus enemigos y Adversario de sus adversarios, y usted nunca más necesitará defenderse.

¿Que defendemos? Bien, defendemos nuestro servicio y, particularmente, defendemos nuestra reputación. Su reputación es lo que los otros piensan que usted es, y surgira alguna historia sobre usted, la gran tentación es intentar correr para acabar con ella. En el, como usted bien sabe, intentar llegar hasta la fuente de una historia así es una tarea inútil. Absolutamente inútil! Y como intentar hallar el pajarito después de haber encontrado una pena en el césped. Usted no podrá hacer eso. Sin embargo, si se vuelve completamente al Señor, Él lo defenderá completamente y procurará para que nadie le cause daño. "Toda arma forjada contra ti no prosperará", dice el Señor, "Toda lengua que se levante contra ti en juicio, tú la condenarás" (Is 54.17).

Henry Suso fue un gran creyente en días pasados. Un día, él estaba recogiendo lo que algunos creyentes me han dicho que también están recogiendo: conocer mejor a Dios. Vamos a colocar eso en estos términos: usted está procurando tener un despertamento religioso en lo íntimo de su espíritu que el lo lleve a las cosas profundas de Dios. Bien, cuando Henry Suso estaba recogiendo de Dios, algunas personas comenzaron a contar historias malas sobre él, y eso le entristeció tanto que él lloró lágrimas amargas y sintió gran dolor en el corazón.

Entonces, un día, él estaba mirando por la ventana y vio un perro jugueteando en la azotea. El animal tenía un trapo que jugaba por encima de sí, y hacía a alcanzarlo atrapándolo con los dientes, y corría y jugaba, y corría y jugaba muchas veces. Entonces Dios dijo Henry Suso: "Aquel trapo es mi reputación, y estoy dejando que los perros del pecado rasguen mi reputación en pedazos y la lancen por tierra para mi propio bien. Un día de estos, las cosas cambiarán".

Y las cosas cambiaron. No paso mucho tiempo hasta que los individuos que estaban atacando la reputación de Suso se quedaran confundidos, y él fue elevado a un lugar que lo transformó en una autoridad en sus días y en una gran bendición hasta hoy para aquellos que cantan sus himnos y leen sus obras.

  • Cuarto Voto: Nunca diga Algo que Perjudique Alguien

El chisme no tiene lugar en el favor de Dios. Si usted sabe alguna cosa que pueda venir a obstruir o herir la reputacion de uno de los hijos de Dios, entiérrela para siempre. Recoja un pequeño jardín, atrás de la casa - en algun lugar en alguna parte y, cuando alguien se aproxime a usted con alguna historia de maledicência, llévela hasta allí y sepúltela, diciendo: "Aquí yace en paz la historia sobre mi hermano". Dios tomará cuenta de aquella historia. "Con el criterio con que juzgarais, seréis juzgados" (Mt 7.2).

Si quiere que Dios sea bondadoso con usted, tendrá también que ser bondadoso con sus otros hijos. Usted dirá: "Pero eso no es la gracia!?". Bien, la gracia es que El lo hizo a usted entrar en el reino de Dios. Y es un favor imerecido. Sin embargo, después de usted sentarse a la mesa del Padre, Él espera que pueda aprender como comportarse en la mesa. Y Él no le permitirá comer mientras usted no obedece sus ordenes. Y que orden es esa? que no cuente historias sobre los hermanos que están sentados a la mesa con usted - no importando donde se congregan, la nacionalidad o acontecimentos del pasado.

  • Quinto Voto: Nunca tome Cualquier Gloria

Dios es celoso de Su gloria y no la dará a nadie. Él no compartira Su gloria con quienquiera que sea. Es muy natural, diría yo, que las personas esperen que tal vez su servicio cristiano les dé una oportunidad de demostrar sus habilidades. Verdaderamente quieren servir al Señor, pero también quieren que los demás sepan que están sirviendo al Señor. Ellas quieren tener reputación entre los santos. Este es un terreno muy peligroso: tener reputacion entre los santos. es muy ruin buscar reputación en el mundo, pero es peor buscar reputación entre el pueblo de Dios. Nuestro Señor desistió de Su reputación, y debemos hacer eso también.

Meister Eckhart cierta ocasión predicó un sermón sobre la purificación que Cristo hizo en el templo. Dijo él: "nada había de errado con aquellos hombres que vendían y compraban allí. Nada había de errado en intercambiar dinero allí. El pecado de ellos se resumía en el hecho de que hacian eso para obtener un logro. Ellos ganaban cierto porcentaje a los que sirvian al Señor". Y entonces Eckhart hizo la aplicación: "Quienquiera que sirva por una comisión, por un poquito de gloria que pueda quitar de ese servicio, es un comerciante, y debe ser expulso del templo".

Concuerdo totalmente con eso. Si usted está sirviendo al Señor y, casi sin perciber - tal vez inconscientemente, espera obtener una pequeña comisión de cinco por ciento, cuidado! Eso irá a espantar el poder de Dios de su espíritu. Usted necesita determinar que nunca irá a aceptar cualquier gloria, pero si cuidar para que Dios a reciba toda.

Esos Cinco Votos Necesitan ser Escritos en Nuestra Propia Sangre

La cosa más simple posible es presentar un mensaje como este. Es realmente difícil es poner eso en práctica en nuestra propia vida. Recuerde que esos cinco votos no son alguna cosa que se deba escribir en la tapa de la Biblia para, después, olvidarlos. Necesitan ser escritos en nuestra propia sangre. Tienen que ser votos finales, irrevocables. Que Se queden sólo en la superficie no es suficiente. No puede ser así. No! Que esos votos vengan de las profundidades de su corazón, de las mayores profundidades de su espíritu.

Esos votos son contrarios a la antigua naturaleza humana. Ellos introducen la cruz en nuestra vida. Y nadie jamás pudo retraerse después de haber tomado su cruz - nadie, jamás. Cuando un hombre toma la cruz, ya dijo adiós. Él nunca más volverá. El hombre con la cruz nunca retorna. Cuando hagas esos votos, recuérde: ellos introducen la cruz en su vida, hieren en el corazón su vida centrada en el ego, y nunca más habrá lugar para retorno. Y digo yo: "Ay de los livianos!"
En Brasil - y tal vez en otros lugares tambien - muchas personas están diciendo:
"Experimenten a Jesus, experimenten Dios!" Livianos, experimentadores, probadores es lo que ellos son. Son como un conejo que cuenta con doce agujeros de salida, para que, si uno sea obstruido, pueda huir por el otro! No! De la cruz no hay lugar para huir. Nadie puede "experimentar" Jesus. Él no está a la disposicion de nadie para ser probado. Cristo no está bajo prueba. Usted está. Yo estoy. Él no! Dios Lo resucitó de entre los muertos y para siempre confirmó Su deidad y Lo selló y entronizo a Su mano derecha como Señor y Cristo. Entregue todo a Él y notará que su vida comenzará a ser elevada. Usted florecerá de manera maravillosa.

Por una Vida mas Poderosa

Sin embargo, si usted, por casualidad, que sea uno de aquellos sobre quien Dios impuso la mano para una vida más profunda, para una vida más poderosa, para una vida más llena, entonces yo pregunto si está dispuesto a hacer una oración como esta: "Dios, glorificate tu aun a pesar de mi. envíame la situacion - cualquiera que fuera, Señor. Yo no establezco el precio. No intentaré volver atrás. Glorificate tú Señor. Yo acarrearé con las consecuencias".

Ese tipo de oración es simple, pero es profunda, maravillosa y poderosa. Yo creo que si usted pudiera hacer una oración como esa, ella será la rampa de donde podrá ser lanzado a las mayores alturas y a los cielos más azules en las cosas del Espíritu.


Segunda parte


Una Vida Llena del Espiritu


Todo Cristiano puede Recebir un Derramamiento Abundante del Espíritu Santo

llenaos del Espíritu. Efésios 5.18

Que todo cristiano puede y debe ser lleno de Espíritu Santo difícilmente parece ser tema de un debate entre cristianos. Sin embargo, algunos argumentan que Espírito Santo no es para simple cristianos, pero sólo para ministros y misioneros. Otros sostienen que la porción del Espíritu recibida en la regeneración es idéntica a aquella recibida por los discípulos en el Pentecostes y cualquier esperanza de una plenitud adicional después de la conversión simplemente está basada en el error. Algunos expresarán una vaga de que algún día podrán ser llenos del Espíritu, y aún otros evitarán el asunto alegando que poco saben al respecto y que este tema sólo puede causar confusión.

Me gustaría afirmar con osadía que todo cristiano puede recibir un derramamiento abundante del Espíritu Santo en una porción muy además de aquella recibida en la conversión, y también diría que esta sería muy además de aquella disfrutada por la posición y lugar de destaque de algunos cristianos ortodoxos de hoy. Es importante que entendamos bien esta verdad, pues en cuanto que existan dudas es imposible tener fe. Dios no sorprenderá un corazón dudoso con una efusión de Espírito Santo, ni visitará alguien que haya dudas doctrinarias sobre la posibilidad de ser lleno del Espíritu.

Para cesar las dudas y crear una expectativa segura, recomiendo un estudio reverente de la Palabra de Dios. Estoy pronto para basar mi conjetura en las enseñanzas del Nuevo Testamento. Si un examen cuidadoso y modesto de las palabras de Cristo y de Sus apóstoles no llevar a la convicción de que podemos ser llenos de Espírito Santo en este momento, entonces no veo razón para pescar en otra fuente, una vez que poco importa lo que este o aquel educador religioso dijo a favor o contra esta proposición. Si la doctrina no es enseñada en las Escrituras, inmediatamente no puede ser sostenida por ningún argumento, y todas las exhortaciones a que sean consideradas no tienen valor.

No presentaré aquí un caso para la afirmativa. Que aquel que tiene dudas examine la evidencia por sí aún, y llegarse a la conclusión de que no hay justificación en el Nuevo Testamento para creer que puede ser lleno del Espíritu, que él cierre este libro y ahórrese del trastorno de continuar a leerlo. Lo que digo de aquí para frente dice respeto a hombres y mujeres que superaron sus dudas y están convencidos de que, cuando cumplen las condiciones, pueden, de hecho, ser llenos de Espírito Santo.

El Hombre debe tener la certeza de que Desea ser lleno del Espíritu

Antes de ser lleno del Espíritu, el hombre debe tener la certeza de que desea que esto acontezca. Y esta cuestión debe ser llevada en serio. Muchos cristianos quieren ser llenos del Espíritu, pero su antojo es un tipo de sentimiento romântico e indistinto que difícilmente merece ser llamado de antojo. Ellos no tienen idea de cuánto les costaría darse cuenta de esta verdad.
Imaginese que estamos conversando con una persona que tiene dudas, algún joven cristiano impulsivo, digamos, que nos buscó para aprender sobre la vida llena del Espíritu. De la manera más gentil posible, consideran la naturaleza intencional de las preguntas, buscaríamos en su alma de la siguiente forma: "Usted tiene La certeza de que desea ser lleno de un Espíritu que, aunque sea como Jesus en Su bondad y amor, pedirá que sea Señor de su vida? Usted está dispuesto a dejar que su personalidad sea controlada por otra, aunque esta sea el Espíritu del propio Dios? Si asumes el control de su vida, el Espíritu esperará una obediencia incondicional en todo. Él no tolerará en usted los pecados del ego aunque estos sean permitidos y perdonados por la mayoría de los cristianos.

Cuando digo pecados del ego me refiero a amor-propio, autocomiseracion, egoísmo, autoconfianza, fariseísmo, auto-exaltación, autodefensa. Usted descubrirá que el Espíritu hace firme oposición a las maneras fáciles del mundo y de la masa heterogénea que están dentro de los límites de la religión. Él tendrá celos de usted para su propio bien. Jamás permitirá que usted se comporte con ostentación, vanaglóría o exhibicionismo. Colocará el control de su vida lejos de su alcance. Hará que los justos lo prueben, lo disciplinen, el castiguen por amor a su alma. Podrá privarlo de muchos de aquellos placeres inciertos que otros cristianos disfrutan.

Por todo eso, Él irá envolviendolo en un amor tan inmenso, tan poderoso, tan amplio, tan maravilloso que sus pérdidas parecerán ganancias, y sus pequeños dolores, alegrías. Pero, la carne protestará bajo el fardo del Espíritu e irá a censurarlo como un yugo muy pesado para ser cargado. Y usted tendrá permiso para disfrutar del solemne privilegio de sufrir para llenarse de aquello que está por detrás de las aflicciones de Cristo en su carne por amor del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Delante de esas condiciones, ¿usted aún quiere ser lleno de Espíritu Santo?" Si eso parezca serio, nos acordemos de que el camino de la cruz nunca es fácil. El brilo y la fascinación que acompañan los movimentos religiosos populares son tan falsos como el resplandor en las alas del ángel de las tinieblas cuando él, por un instante, se transforma en ángel de luz. La timidez espiritual que teme mostrar la cruz en su verdadero carácter no debe ser justificada bajo ninguna razón. Ella puede resultar sólo en frustración y tragedia en el final.

El deseo de ser Lleno del Espíritu debe ser Extremadamente Profundo.

Antes que seamos llenos del Espíritu, el deseo de ser lleno debe ser extremadamente profundo. Debe ser, por ahora, la cosa más importante de la vida, tan intensa, a punto de impedir la entrada de cualquiera otra cosa. El grado de plenitud en cualquiera concuerda perfectamente con la intensidad del verdadero deseo. Tenemos tanto de Dios cuanto, en la verdad, nos gustaría tener. Uno de los mayores impedimentos para una vida llena del Espíritu es la teología de la complacencia tan ampliamente aceptada entre los evangélicos de nuestros días. De acuerdo con esta visión, el deseo intenso es una evidencia de incredulidad y prueba de la falta de conocimiento de las Escrituras. Una refutación suficiente de esta posición es suministrada por la propia Palabra de Dios y por el hecho de que ella siempre deja de producir la verdadera santidad entre aquellos que la defienden.

Por lo tanto, dudo que una persona que ya recibió aquella inspiración divina con la cual nos preocupamos aquí no haya experimentado un momento de profunda ansiedad y agitación interior. El contentamento religioso siempre es el enemigo de la vida espiritual. Las bio-grafías de los santos enseñan que el camino para la grandeza espiritual siempre fue por medio de mucho sufrimiento y dolor en lo íntimo. La frase "El camino de la cruz", aunque aparezca en determinados grupos con el sentido de algo muy bello y hasta agradable, aún significa para el verdadero cristiano lo que siempre significó: el camino del rechazo y de la pérdida. A nadie jamás le gustó una cruz, así como a ninguno jamás le gustó una horca. El cristiano que está a la busqueda de cosas mejores y que, para su temor, se vio en un estado de total desesperación consigo no necesita sentirse desanimado. El desespero con el ego, cuando es acompañado de la fe, es un buen aliado, pues destruye uno de los enemigos más poderosos del corazón y prepara el alma para la ministracion del Consolador.

Una sensacion de completo vacío, de frustración y de tinieblas puede (que se estemos atentos y conocedores de lo que está aconteciendo) ser el fantasma en el valle de las sombras que lleva a aquellos campos fructíferos de lejos. Si no entendiéramos bien este principio y que resistamos esta visita de Dios, podemos perder por completo todos los beneficios que un Padre celeste y bondadoso tiene en mente para nosotros. Si cooperáramos con Dios, Él llevará los auxilios naturales que nos sirvieron, como la figura de la madre o de una enfermera, por tanto tiempo y nos colocará en un lugar donde no podremos recibir otra ayuda sino a del propio Consolador. Él arrancará aquella cosa falsa que los chinos llaman de "faz" y nos mostrará cuánto arduamente somos realmente pequeños. Cuando hubiera acabado Su obra en nosotros, sabremos lo que nuestro Señor quiso decir cuando dijo: "Bienaventurados los humildes de espíritu" (Mt 5.3).
No se olvide, sin embargo, de que en estas disciplinas arduas no seremos abandonados por nuestro Dios. Él nunca nos dejará ni nos desamparará, ni se quedará airado con nosotros ni nos reprobará. No quebrará Su alianza ni cambiará las palabras que salieron de Sus labios. Él nos guardará como la niña de Sus ojos y celará por nosotros como una madre a cuidar de su hijo. Su amor no fallará aunque esté conduciéndonos a una experiencia tan real y tan terrible de crucificción de nuestro ego, de modo que sólo podemos expresarla por medio del llanto: "Dios mío, Dios mío, por qué me desamparaste?" (Sl 22.1; Mt 27.46).

El Valor de la Experiencia de Privacion

En este momento, busquemos mantener nuestra teología en este sentido en lo que concierne a todo eso. No hay en esta difícil privación un remoto pensamiento de mérito humano. La "noche oscura del alma" no conoce un rayo turbio de la luz engañosa del farisaísmo. No merecemos la unción que anelamos por medio del sufrimiento, ni esta devastación del alma hace con que seamos personas estimadas por Dios ni nos da otro favor a sus ojos. El valor de la experiencia de privación está en su poder de en los desvincular de los intereses pasajeros de la vida y en los lanzar de vuelta a la eternidad. Sirve para vaciar nuestros floreros terranales y prepararnos para el infundir de Espíritu Santo.

Lo que se llene del Espíritu, por lo tanto, exige que abramos mano de nuestro ser como un todo, que nos sometamos la una muerte interior, que liberemos nuestro corazón de aquel desecho adâmico que se acumuló al largo de los siglos y abramos todos los compartimentos de nuestro ser para el Invitado celestial. El Espíritu Santo es una Persona viva y debe ser tratado como tal. Nunca debemos pensar En él como una energía ciega ni como una fuerza impersonal. Él oye, ve y siente como cualquiera otra persona. Él habla y oye cuando hablamos. Podemos agradarle, entristecerlo o callarlo como podemos hacerlo con cualquiera otra persona. Él responderá a nuestro tímido esfuerzo por conocerlo y vendrá a su encuentro en medio del camino.

Por más maravillosa que sea esta experiencia o la crisis de ser lleno del Espíritu, debemos recordar que eso es sólo un medio para que alcancemos algo mayor: que es el piso en el Espíritu durante una vida, ser habitado, dirigido, enseñado y fortalecido por Su poderosa Persona. Y para continuar, por lo tanto, a andar en el Espíritu es preciso que, cumplamos ciertas condiciones. Estas nos son presentadas en las Sagradas Escrituras y están descritas allí para que todos vean.


Una Vida llena del Espíritu

El ser lleno del Espíritu requiere, por ejemplo, que vivamos de acuerdo con La Palabra de Dios como un pez que vive en el mar. Con eso no quiero decir que debimos simple-miente estudiar la Biblia, ni que hagamos un "curso" sobre la doctrina bíblica. Quiero decir que debemos "meditar de día y de noche" en la Santa Palabra, que debemos amarla, en deleitarnos con ella y la digieres todo el tiempo. Cuando las actividades de la vida exigen nuestra atención, podemos, sin embargo, con un tipo de reflexión bendecida, mantener siempre la Palabra de la Verdad en nuestra mente.
Por lo tanto, si agradamos el Espíritu que habita en nosotros, todos debemos tener una buena relacion con Cristo. La obra presente del Espíritu es honrar a Cristo, y todo que Él hace tiene esta tarea como su principal propósito. Debemos hacer que nuestros pensamientos sean un santuario limpio para Su santa habitación. Él habita en nuestros pensamientos, y pensamientos deshonrosos le son tan repulsivos. Sobre todo, debemos tener la disposición de fe que continuará firme por más radical que pueda ser la inestabilidad de nuestros estados emocionales.

La vida en la que el Espíritu habita no es una edición de lujo del cristianismo que debe ser disfrutada por determinados cristianos extraordinarios y privilegiados que, por casualidad, son mejores y más sensibles que el resto. Al contrario, es el estado normal para todo hombre y mujer remido en todo el mundo. Y "el misterio que habia estado oculto de los siglos y de las generaciones; ahora, sin embargo, se manifestó a sus santos; a los cuáles Dios quiso dar a conocer cual sea la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, es decir, Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria" (Cl 1.26-27). Faber, en uno de sus bellos y reverentes himnos, dedicó estas maravillosas palabras a Espírito Santo:

Océano, inmenso Océano que fluye, Tú eres el Amor que no tuvo principio; Estremezco en mi alma Siento el mover de Tus aguas.Tú eres un mar sin playa; Tremendo e infinito Tú eres; Un mar que puede limitarse dentro de mi pequeño corazón.
Tercera parte

El llamado más alto

Si Dios lo ha llamado usted para que sea verdaderamente como Jesus con todas las fuerzas de su Espíritu, Él lo estimulará para que lleve una vida de crucifixión y de humildad y Le exigirá tal obediencia que usted no podrá imitar a los demás cristianos, pues Él no permitirá que usted haga lo hacen otros, en muchos aspectos.

Otros, que aparentemente son muy religiosos y fervorosos, pueden tener a sí mismos en alta estima, pueden recoger influencia y resaltar la realización de sus planes; usted, sin embargo, no debe hacer nada de eso, pues, intentar hacerlo, fracasará de tal modo y merecerá tal reprobación por parte del Señor, que usted se convertirá en un penitente lastimoso.
Otros podrán hacer alarde de su trabajo, de sus éxitos, de sus escritos, pero El Espíritu Santo no Le permitirá a usted ninguna de esas cosas. Si usted comienza a proceder de esa forma, Él lo consumirá en una mortificacion tan profunda que usted depreciará todas sus buenas obras.

A otros será permitido conseguir grandes sumas de dinero y darse a lujos supérfluos, sin embargo Dios sólo proporcionará a usted el sostén diario, porque quiere que usted tenga algo que es muy más valioso que el oro: una absoluta dependencia De él y de Su invisible tesoro.
El Señor permitirá que los demas reciban honras y se destaquen, mientras lo mantiene a usted oculto en la sombra, porque Él quiere producir un fruto selecto y fragante para Su gloria venidera, y eso sólo puede ser producido en la sombra.

Dios puede permitir que los demás sean grandes, pero usted debe continuar siendo pequeño; Dios permitirá que otros trabajem para Él y ganen fama, sin embargo hará que usted trabaje y se desgaste sin que ni aún sepa cuanto está haciendo.

Después, para que su trabajo sea aún más valioso, permitirá que otros reciban el crédito por lo que usted hace, con el fin de enseñarle el mensaje de la cruz: la humildad y algo de lo que significa participar de Su naturaleza. Espíritu Santo mantendrá sobre usted una estricta vigilancia y, con celoso amor, le reprobará por sus palabras, o por sus sentimientos indiferentes, o por mal gastar su tiempo, esas cosas que parecen no preocupar a los demás cristianos.

Por eso, habitúese a la idea de que Dios es un soberano absoluto que tiene el derecho de hacer lo que Le plazaca con los que Le pertenecen y que no puede explicarle las infinidades de cosas que podrían confundir su mente por el modo como Él procede con usted. Dios le tomará la palabra; y si usted se vende para ser Su esclavo sin reservas, Él lo envolverá en un amor celoso que permitírá que otros hagan muchas cosas que a usted no le son permitidas. Sépalo de una vez por todas: usted tiene que entenderse directamente con Espíritu Santo acerca de esas cosas, y Él tendrá el privilegio de atar su lengua, o de colocar esposas en sus mano o de cerrar sus ojos para aquello que es permitido a los demás. Sin embargo, usted conocerá el secreto del reino.

Cuando estuviera poseído por el Dios vivo de tal manera que se sienta feliz y contento en el íntimo de su corazón con esa peculiar, personal, privada y celosa tutoría y con ese gobierno de Espíritu Santo sobre su vida, entonces habrá encontrado la entrada de los cielos, el llamado mas alto de Dios.

FIN
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1/07/2010

EL ESPÍRITU DE ORACIÓN. Charles Finney

"Y de igual manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues, qué es lo que hemos de pedir como conviene, no Io sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
"Y el que escudriña los corazones sabe cuál es la mentalidad del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos." (Romanos 8:26, 27.)
Nuestra ignorancia respecto a la voluntad de Dios, tanto la que se revela en la Biblia, como la que no nos es revelada, es tan grande, que tenemos que saber por medio de sus providencias. La humanidad está prácticamente en ignorancia tanto de las promesas y profecías de la Biblia, como ciega a la providencia de Dios. Y aún están más a oscuras sobre aquellos puntos en que Dios no ha dicho nada excepto por medio de la dirección de su Espíritu. He mencionado estas cuatro fuentes de evidencia en las cuales se funda la fe en la oración: promesas, profecías, providencias y el Santo Espíritu. Cuando fallan todos los otros medios para guiarnos al conocimiento de qué es o que hemos de pedir al orar, el Espíritu nos guía.
Sé de un hombre (Nora: indudablemente se trata de él mismo) que estaba en gran oscuridad espiritual. Se retiró para orar, resuelto a no desistir hasta haber hallado al Señor. Se arrodilló y trató de orar. Todo era oscuro y no podía orar. Se levantó un rato; pero no quería ceder, porque había prometido que no dejaría que se pusiera el sol aquel día, sin haberse entregado al Señor. Se arrodilló de nuevo; pero todo era oscuro, y su corazón era tan duro como antes. Estaba casi desesperado y dijo en agonía: "He agraviado el Espíritu de Dios y no hay promesa para mi. Estoy apartado de la presencia de Dios."

Pero, estaba resuelto a no rendirse y se volvió a arrodillar. Había dicho unos pocas palabras solamente cuando este pasaje apareció en su mente, como si acabara de leerIo: "Y me buscaréis y me hallaréis, cuando me buscareis de todo corazón" (Jeremias 29:13). Vio que aunque esta promesa estaba en el Antiguo Testamento y estaba dirigida a los judíos todavía era aplicable a él, como a ellos. Y esto quebrantó su corazón, como el martillo del Señor, en un momento. Y oró, y se levantó feliz en Dios.

Conocí a un individuo (Rev. Daniel Nash), que acostumbraba hacer una lista de las personas por las cuales tenía un interés especial; y he tenido la oportunidad de conocer a multitud de personas, por las cuales él estaba interesado, que se convirtieron inmediatamente. Le he visto orar por personas en su lista y estaba literalmente agonizando por ellas; y en algunas ocasiones he sabido que había llamado a otra persona para que le ayudara a orar por alguien. He sabido que su mente se concentraba así en un individuo de carácter endurecido, abandonado, y que no podía ser alcanzado por los métodos corrientes. El siguiente es uno de estos casos:

En una ciudad en la parte norte de este Estado, en que había un avivamiento, vivía cierto individuo que era un enemigo del cristianismo, violento y ofensivo. Tenía una taberna y se deleitaba jurando y blasfemando siempre que había cristianos cerca, que le estaban oyendo, con el propósito de molestarles. Era tan malo que un vecino dijo que debía vender su casa, o darla, y marcharse de la ciudad, porque le era imposible vivir cerca de un hombre que blasfemaba así. Pues bien, este buen hombre del cual estoy hablando, pasó por la ciudad y oyó hablar del caso, y sintió mucha pena por el individuo. Lo puso en su lista de oración. El caso pesaba en su mente cuando dormía y cuando estaba despierto. Siguió pensando en este hombre impío, y orando por él, día tras día. Y, cuando menos se esperaba, el tabernero fue a una reunión, se levantó y confesó sus pecados, y derramó su alma, el hombre más quebrantado que he visto. Confesó todo lo que había hecho.

Su taberna inmediatamente se convirtió en una sala para reuniones de oración. De esta manera el Espíritu de Dios conduce a los cristianos a orar por cosas por las que no orarían, de no ser guiados por el Espíritu; y así oran "según la voluntad de Dios".

1. Se ha hecho mucho mal diciendo que esta clase de influencia equivale a una nueva revelación. Mucha gente tendrán miedo de ella si oyen que se la llama así, y no se pararán a inquirir lo que significa, ni procurarán saber si las Escrituras la enseñan o no. La verdad es que el Espíritu guía al hombre a orar; y si Dios guía a un hombre a orar por un individuo, la inferencia a sacar de la Biblia es que Dios le ha destinado a ser salvo. Si hallamos, comparando nuestro estado mental con la Biblia, que somos guiados por el Espíritu para orar por un individuo, tenemos buena evidencia de que Dios está preparado a bendecirle.

2. Los cristianos que oran con devoción, con frecuencia, ven estas cosas por anticipado, tan claramente que incluso dan lugar a que otros tropiecen. A veces, parece que profetizan. No es de extrañar que algunos se equivoquen cuando piensan que son conducidos por el Esplritu sin serlo. Pero no hay duda que un cristiano puede discernir claramente las señales de los tiempos y así entender, por la Providencia, lo que hay que esperar, y orar por ello con fe. Así son conducidos a esperar un avivamiento y a orar por él con fe, cuando nadie más ve ninguna señal del mismo.

3. Había una mujer en Nueva Jersey, en un lugar en que había habido un avivamiento. Estaba convencida de que iba a haber otro. Quería celebrar una "serie de reuniones". Pero el pastor y los ancianos no veían ninguna razón para hacerlo, y se negaron. Ella veía que estaban ciegos y quería seguir adelante. Dijo a un carpintero que le hiciera sillas, porque iba a celebrar reuniones en su propia casa; ¡estaba segura que habría un avivamiento! Apenas había abierto sus puertas para las reuniones, que el Espíritu de Dios descendió con gran poder, y aquellos miembros adormilados se hallaron rodeados de pecadores redargüidos de pecado. Sólo podían decir: "Ciertamente, Jehová está en este lugar y yo no lo sabía" (Genesis 28: 16). La razón por la que personas como esta mujer entienden la indicación de la voluntad de Dios, no es porque tengan una sabiduría superior, sino porque el Espíritu de Dios les guía aver las señales de los tiempos. Y esto, no por revelación; sino que lo ven por un convergir de providencias a un punto único, que produce en ellos una expectativa confiada de un resultado cierto.

El texto dice: "El mismo Espíritu hace intercesión con gemidos indecibles." El significado de esto, creo yo, es que el Esplritu estimula deseos demasiado grandes para ser pronunciados excepto gimiendo; llenando el alma demasiado para que estos gemidos puedan ser expresados por palabras, de modo que la persona sólo puede gemirlos a Dios, el cual entiende el lenguaje del corazón.

4. ¿Cómo es redargúido un pecador? Pues, pensando en sus pecados. Esta es la manera en que un cristiano obtiene sentimientos profundos, pensando en un objeto. Dios no va a concederte estas cosas a menos que te esfuerces. Tienes que hacer caso de las impresiones más ligeras. Toma una Biblia y repasa los pasajes que muestran las condiciones y posibilidades del mundo. Mira el mundo, tus hijos, vecinos y ve su condición mientras están en pecado; luego, persevera en oración y esfuérzate hasta que obtengas la bendición del Espíritu de Dios.

Me he entretenido más en este tema, porque quiero dejarlo bien claro para que tengas cuidado de no agraviar al Espíritu. Quiero que tengas ideas elevadas del Espíritu Santo, y sientas que no hay nada bueno sin sus influencias. Sin El no sirve de nada ni la oración ni la predicación. Si Jesucristo viniera aqui a predicar a los pecadores, ni uno se convertiría sin la intervención del Esplritu. Ten cuidado, pues, de no agraviarlo, desairándole o descuidando sus influencias celestiales cuando El te invita a orar.

5. Vemos de todo esto lo obsurdo de usar fórmulas en la oración o libros de oración. La misma idea de usar una forma escrita o aprendida, o modelo, rechaza, como es natural, la guía del Espíritu. No hay nada más opuesto al espíritu de oración, y calculado para oscurecer y confundir la mente, que el usar formas. Las oraciones en forma escrita no son sólo un absurdo en sí, sino que son una añagaza del diablo para destruir el espíritu y quebrantar el poder de la oración. No sirve de nada decir que la forma es buena. La oración nO consiste en palabras. Y no importa qué palabras se dicen si el Espíritu de Dios no las guía. Si el deseo no esta enardecido, los pensamientos son dirigidos y toda la corriente de sentimiento producida y guiada por el Espíritu de Dios, lo que decimos no es oración. Y las fórmulas sólo impiden que un individuo ore como debería.

6. "El Espíritu hace intercesión"; ¿para quién? ¡para los santos! Los que son santos son afectados así. Si sois santos sabéis por experiencia qué es esto: y si no, es porque habéis agraviado al Espíritu de Dios, de modo que no os guía. Vivis de tal forma que este Santo Consolador no mora en vosotros ni os da el espíritu de oración. Si es así, tenéis que arrepentiros. No te pares a considerar si eres cristiano o no, pero arrepiéntete, como si no lo hubieras hecho nunca. Empieza a hacer obras. No des como un hecho que ya eres cristiano, sino ve, como un humilde pecador, y vierte tu corazón ante Dios. No puedes tener el espíritu de oración de ninguna otra manera.

7. Nada suele producir una excitación y una oposición tan rápidamente como el espíritu de oración. Si una persona está tan abrumada con la situación de los pecadores, y gime en su oración, algunos se ponen nerviosos y al punto se les reprende. Por mi parte aborrezco toda afectación de sentimiento cuando no hay ninguno, y todos los esfuerzos de alentarse y cobrar calor uno mismo, por medio de gemidos. Pero creo que he de defender la posición de que hay un cierto estado mental, en el cual sólo hay una manera de abstenerse de gemir: esto es, resistiendo al Espíritu Santo.

Estuve una vez presente en una discusión sobre este tema. Se dijo que "los gemidos tenían que ser considerados reprobables". Se hizo inmediatamente la pregunta: "¿Puede Dios producir un estado tal de sentimiento que haga imposible contener los gemidos?" La respuesta fue: "Sí, pero no lo hace nunca." Entonces el apóstol Pablo se hallaba en la más egregia confusión cuando escribió: "Con gemidos indecibles." Edwards se engañaba cuando escribió su libro sobre avivamientos. Ahora bien, nadie que repase bien la historia de la Iglesia va a adoptar este punto de vista. No me gusta este intento de cerrar, acallar, ahogar o limitar el espíritu de oración. Más bien me cortaría la mano derecha que rechazar y reprender el espíritu de oración, como he oído que se hacía, diciendo: "¡Que no se oigan más gemidos!"
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COMO FOMENTAR UN AVIVAMIENTO. Charles Finney

"Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; roturad el barbecho, porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia." (Oseas 10:12.)

Los judíos eran un pueblo de labradores y pastores y, por tanto, es cornún en la Biblia hallar ilustraciones que se refieren a la vida del campo y sus labores, la labranza y el pastoreo. Aquí el profeta Oseas se dirige a ellos como una nación que se ha vuelto atrás; los reprende por su idolatría y los amenaza con el juicio de Dios.

Un avivamiento consisle en dos partes; por lo que respecta a la Iglesia y lo que respecta a los no salvos. Hablaré en esta ocasión de un avivamiento en la Iglesia. Barbecho es el terreno que ha sido arado pero que se deja sin sembrar, y la próxima temporada de siembra necesita volver a ser ablandado y roturado, para poder recibir el grano.

Si se quiere roturar el barbecho del corazón, hay que empezar examinándolo: examinándolo y notando el estado de la mente y ver dónde estamos. Muchos nunca parecen pensar en esto. No prestan atención a su propio corazón, y nunca saben si están prosperando religiosamente o no; si están ganando terreno y yendo hacia atrás; si son fructiferos o son un yermo. Ahora habéis de quitar vuestra atención de otras cosas y atender a esto. Ocupáos de ello. No os apresuréis. Examinad a conciencia el estado de vuestro corazón y ved dónde os halláis; si estáis andando con Dios, cada día, o si vais con el diablo.

EL autoexamen consiste en contemplar vuestra vida, considerar vuestras acciones, buscar en el pasado y ver cuál es vuestro verdadero carácter. Regresad a vuestra historia pasada. Considerad vuestros pecados uno a uno. No quiero decir dar un vistazo, simplemente, sino considerarlos uno a uno. Si es necesario coged pluma y papel, y tomad nota de ellos.

Hay que repasarlos como el mercader repasa sus libros. La confesión general no basta. Los pecados fueron cometidos uno a uno. EL arrepentimiento de ellos ha de ser hecho uno a uno. Consideremos primero lo que comúnmente se llama pecados de omisión.

1. La ingratitud. Este pecado consiste en recibir favores de Dios sin mostrat o ejercitar gratitud por ellos. ¿Cuántas veces has faltado? Recuerda los actos de providencia notable, un cambio en el curso de los acontecimieno tos, algo que te salvó de la ruina. Escribe los casos de bondad de Dios cuando tú estabas en pecado, antes de la conversión, y por los cuales no has dado bastantes gracias; y lo mismo las numerosas misericordias que has recibido desde entonces. ¡Cuán largo es el catálogo de ejemplos en que tu ingratitud ha sido tan negra que te yes forzado a esconder el rostro confuso! Póstrate de rodillas y confiésalos a Dios y pide perdón. El mismo acto de confesión te traerá otros pecados a la memoria. Haz esto tres o cuatro veces y verás el número asombroso de misericordias por las cuales no has dado nunca gracias a Dios.

2. Falta de amor a Dios. Piensa cómo te sentirías agraviado si descubrieras que el afecto de los tuyos, tu esposa, tu marido, tus hijos, flaqueara; si vieras que su mente se desvía de ti y piensan en otra persona. Quizá te sentirías morir de celos, justos y virtuosos. Pues bien, Dios se llama un Dios celoso; y tú no le has dado todo el corazón, sino que le has ofendido entregando tu corazón a otros amores. ¿No crees haberle ofendido?

3. Descuido de la Biblia. Anota los casos en que quizá durante semanas, o más, la Palabra de Dios no te ha causado ningún placer. Algunos, es verdad, leen capítulos enteros de tal forma que después no pueden ni decir lo que han leído. Si es así, no es de extrañar que tu vida flote a la deriva y que tu religión sea un verdadero fracaso.

4. Incredulidad. Recuerda los casos en que virtualmente has puesto en duda la veracidad del Dios de verdad, pues esto es tu incredulidad en sus promesas y declaraciones expresas. Dios ha prometido dar el Santo Espíritu a los que se lo pidan. ¿Crees tú esto? ¿Lo has pedido? ¿Has esperado que El te conteste? ¿No has dicho virtualmente en tu corazón, cuando orabas pidiendo el Santo Espíritu: "No creo que lo reciba"? Y si no creías ni esperabas recibir la bendición que Dios te había prometido de modo especifico, ¿no es como si le acusaras de mentir?

5. Descuido de la oración. Piensa en las ocasiones en que has descuidado la oración privada, la oración familiar y las reuniones de oración; o que has orado de tal manera que has agraviado y ofendido a Dios aún más que si no hubieras orado.

6. Descuido de los medios de gracia. Cuando has permitido que, con excusas baladíes, tu descuido de asistir a las reuniones quedara justificado en tu mente; cuando has vertido desprecio sobre los medios de salvación meramente por no gozar en el cumplimiento de tus deberes espirituales.

7. La manera en que has ejecutado tus deberes. Esto es, falta de sentimiento y de fe, con un estado mental mundano, de modo que tus palabras no eran más que de labios y no merecías que Dios te escuchara o hiciera caso de ti. Cuando has caído de rodillas y "dicho tus oraciones" de modo descuidado e indiferente, hasta el punto que a los cinco minutos, ya no te habrías acordado de lo que decías.

8. Falta de amor a las almas de tus prójimos. Mira a tus amigos y parientes, y recuerda cuán poca compasión has sentido por ellos. Has estado a su lado y visto que se dirigen al infierno, pero, parece que esto no te preocupa. ¿Cuántos días ha habido en que no has hecho de su condición el tema de una simple oración sincera, ni has mostrado deseo ardiente por su salvación?

9. Falta de interés por los paganos. Quizá no te has interesado en enterarte de su condición; quiá ni aun has leído ninguna revista misionera. Mira esto y considera si es que te intereses por los paganos, y evalúa la intensidad de tus sentimientos por ellos y el deseo que tienes de su salvación. Compara con esto el deseo que tienes de tu propia salvación. ¿Cuánto has dado para que se les envíe el Evangelio? ¿Te niegas, para mostrar este interés, satisfacciones superfluas como té, café o tabaco? ¿Te has instalado cómodamente en tu estilo de vida y no estás dispuesto a pasar el menor inconveniente por ellos? ¿Oras por ellos en privado? ¿Pones aparte algo para depositar en el tesoro del Señor, cuando vas a orar? Si no haces esto y tu alma no está en agonía por los pobres paganos, ¿por qué pretendes ser cristiano en realidad? ¿No está tu profesión marcada por la hipocresia, hasta el punto que es un insulto para Jesucristo?

10. Descuido de tus deberes familiares. Piensa en la forma en que has vivido para tu familia, como has orado, qué ejemplo les has dado. ¿Qué esfuerzos directos haces habitualmente para su bienestar espiritual? ¿Qué deber para con ellos es el que no has descuidado?

11. Descuido en vigilar tu propia vida. En muchos casos te has apresurado para atender a tus asuntos particulares, y no has dedicado tiempo ni sinceridad para pasar cuentas con Dios; ¡cuán frecuentemente has descuidado vigilar tu conducta y, no estando alerta, has pecado delante del mundo, de la Iglesia y delante de Dios!

12. Descuido en la vigilancia de tus hermanos. ¿Cuántas veces has quebrantado el pacto de que vigilarías sobre ellos en el Señor? ¡Cuán poco te preocupas del estado de sus almas! Y con todo tienes el solemne deber de velar sobre ellos. ¿Qué has hecho para estar en contacto con ellos? ¿Sobre cuántos te has interesado, para conocer su estado espiritual? ¿Cuántas veces has visto a tu hermano enfriarse en la religión y no le has hablado? Le has visto empezando a descuidar un deber tras otro y no le has reprendido como hermano, con amor fraternal. Le has visto caer en pecado y le has dejado. Y todavía dices que los amas. ¡Qué hipócrita eres! ¿Cómo puedes dejarlos resbalar sin advertirles? ¿Permitirías, quedando tú indiferente, que algo así ocurriera a tu esposa o a uno de los tuyos?

13. Descuido de la abnegación, o sea, negarse a uno mismo. Hay muchos que profesan querer hacerlo todo en religión, en tanto que no se requiera negarse a sí mismos. Cuando se requiere que hagan algo en que hayan de negarse a sí mismos ¡ah!, ¡esto es demasiado! Creen que están haciendo mucho por Dios, y que hacen lo que es razonable pedir, tanto si es todo lo que pueden, como si no; pero, no están dispuestos a privarse de ninguna comodidad o conveniencia por poder servir al Señor. No están dispuestos a sufrir reproches por el nombre de Cristo. Ni a negarse los lujos de la vida, a fin de ayudar a salvar un mundo que se dirige al infierno. Se hallan tan lejos de saber que la abnegación es una condición del discipulado que no tienen idea de lo que es negarse a sí mismos. No se han negado ni aun un alfiler por Cristo y por el Evangelio. ¡Oh, estas personas se hallan camino del infierno! Están dando de su abundancia, y dan mucho, y son prontos en quejarse de que otros no dan más; cuando en verdad, no dan nada de lo que necesitan, algo de lo que hubieran podido disfrutar aunque lo hubieran retenido. Sólo dan lo que les sobra de su riqueza; y quizá la pobre mujer que pone un centavo en la colecta ha ejercido más abnegación que ellos, que han dado millares.

Vamos ahora a ocuparnos de los pecados de comisión.

14. Mundanalidad. ¿Cuál es el estado de tu corazón con relación a las posesiones mundanas? ¿Las has considerado como tuyas, como si tuvieras derecho a poseerlas en calidad de propias, según tu voluntad? Si ha sido y es así, escríbelo. Si has amado la propiedad, y la has buscado por lo que es en sí, para satisfacer tu ambición, tu espíritu mundano, o para acumularlo para tu familia, has pecado y has de arrepentirte.

15. Orgullo. Recuerda los casos en que te has descubierto en ti mismo la práctica del orgullo. La vanidad es una forma especial de orgullo. ¿Cuántas veces te has descubierto en consulta con la vanidad sobre tu vestido y apariencia? ¿Cuántas veces has pensado más y te has preocupado más de pasar tiempo decorando tu cuerpo para ir a la iglesia que en preparar tu mente para el culto a Dios? ¿Te has interesado más en tu apariencia externa, en el aspecto del hombre mortal, que en tu alma, o sea ver cómo aparece a la vista de Dios, que escudriña el corazón? De hecho te has preparado para que los otros te rindan culto a ti, en vez de prepararte tú para rendir culto a Dios. Has procurado dividir la atención en la casa de Dios, llamar más la atención del pueblo de Dios para que miren tu hermosa apariencia. Es en vano que quieras decir ahora que no te preocupa si los demás te miran o no. ¡Sé sincero! ¿Te habrías preocupado tanto de tu aspecto si todos los demás hubieran sido ciegos?

16. Envidia. Mira los casos en que has sentido envidia de los que están por encima de ti en algún aspecto. O quizá has envidiado a los que tienen más talento o son más útiles que tú. ¿No has envidiado a algunos, y has sufrido cuando oíste a otros que los elogiaban? ¿Ha sido más agradable para ti pensar en sus faltas que en sus virtudes, en sus fracasos que en sus éxitos? Sé sincero contigo mismo; y si has albergado este espíritu del infierno, arrepiéntete profundamente delante de Dios, pues de lo contrario no se te perdonará.

17. Criticas y censuras. Piensa en casos en que has mostrado un espíritu acerbo en que has hablado de otros cristianos en formas en que no había caridad ni amor; o falta de amor, que siempre requiere que esperes lo mejor en todo caso posible, y que interpretes de la mejor manera posible toda conducta dudosa.

18. Calumnia. ¿Hay ocasiones en que has hablado de las faltas de otros, reales o supuestas, a su espalda; has hablado de miembros de la Iglesia y otros sin necesidad, y sin ninguna razón buena? Esto es calumniar. No tienes por qué mentir para calumniar; el decir la verdad con la intención de perjudicar ya es calumniar.

19. Ligereza y frivolidad. ¿Con cuánta frecuencia has dado muestras de ligereza ante Dios, cosa que no te habrías permitido en la presencia de un soberano de la tierra. Te has portado como un ateo, pues te has olvidado de que hay un Dios, o le has mostrado menos respeto a El, en su presencia, del que habrías tenido por un juez de la tierra.

20. Mentir. Has de entender Io que es mentir. Mentir es todo intento de engañar; si no hay este intento no es mentira. Pero si dices algo con la intención de desviar de la pura verdad, es una meritira. No las llames con otras palabras. Para Dios son MENTIRAS, y tú eres culpable de MENTIR, y no trates de disimularlo. ¡Cuántas falsedades se cometen en los negocios, en el trato social, con palabras, aspectos y acciones que están calculados para causar una cierta impresión en otros, por razones egoístas!

21. Engaños y trampas. Escribe los casos en que has hecho algo a otro que no te habría gustado que te lo hicieran a ti. Esto es engaño. Dios ha dado la regla para este caso: "Todas las cosas que quieras que los hombres te hagan a ti, esto es Io que debes hacer a ellos." Si no Io has hecho has faltado. La regla no es que deberias hacer "todo lo que razonablemente puedes esperar que hagan para ti", porque esta regla podría admitir un cierto grado de maldad. La regla es: "Que tú quisieras que hicieran a ti."

22. Hipocresia. Por ejemplo, en tus oraciones y confesiones a Dios. Piensa en las oraciones pidiendo cosas que no quieres en realidad. Y la evidencia es que cuando has terminado de orar, no podrías decir por qué has orado. ¿Cuántas veces has confesado pecados de los que no tenías intención de apartarte, y que no tenías el solemne propósito de no repetirlos? Sí, has confesado pecados que piensas repetir, y ¡seguir viviendo!

23. Robar a Dios. Aquí entra el tiempo perdido, pasando las horas que Dios te ha dado para servirle y salvar almas, en diversiones vanas y conversación tonta, leyendo novelas o no haciendo nada; casos en que has aplicado mal tus talentos y capacidades mentales, en que has despilfarrado dinero en concupiscencias, o cosas que no necesitabas, y que no contribuyen a tu salud, bienestar o utilidad. Quizá dinero para tabaco. No diré nada de bebidas alcohólicas, porque ya doy por sentado que quien profesa religión no bebe, pero deseo que ni aun uses este verdadero veneno, el tabaco.

24. Mal humor. Quizá hayas faltado a tu esposa, hijos, resto de la familia, criados o vecinos. Pon todo esto en el papel.

25. Impedir a otros que sean útiles. Quizá has debilitado su influencia con insinuaciones contra ellos. No sólo has privado a Dios de sus talentos, sino que has atado las manos de otro. Que mal siervo es aquel que no sólo deja de hacer él lo que debe sino que, además, impide a los otros que lo hagan. Esto es el quitarles el tiempo; destruir su confianza en Cristo. Con ello te has puesto en las manos de Satanás, holgazaneando e impidiendo trabajar a otros

Si has cometido una falta contra un individuo, y te es posible, por hallarse él cerca, ve y se lo confiesas. Si está distante, escríbele. Si has defraudado a alguien, enviale el dinero con los intereses.

Haz todo esto ahora, no lo aplaces; esto lo empeoraría todo. Confiesa tus pecados a Dios, si los has cometido contra Dios, y a los hombres si los has cometido contra los hombres. No pienses escaparte andando alrededor de estas piedras de tropiezo. Quítalas. Cuando rotures tu barbecho has de quitar todos los obstáculos. Pequeñas cosas que te impiden que te sientas en lo religioso de modo diferente de lo que quisieras. Rotura la tierra, otra vez. No te desanimes, no dejes de hacerlo porque es difícil; conduce el arado, vuelve los terrones arriba y abajo, hasta que todo esté blando para recibir la semilla y rendir fruto a ciento por uno.

26. Cuando hayas terminado, a conciencia, vuelve a empezar otra vez, como dije, pensando que lo que has escrito te recordará otras cosas relacionadas con ellas. Y de nuevo, por tercera vez. Verás que puedes recordar cantidades enormes de cosas, que no te gustaría recordar en la eternidad. Prepara y repasa esta lista con el mismo cuidado y solemnidad con que te prepararías para el juicio final.

AI repasar el católogo de tus pecados asegúrate bien de tu resolución de hacer una reforma total y ahora. Todo lo que no esté bien, decide al instante que, con la ayuda y fuerza de Dios, no volverás a hacerlo. No sería de ningún beneficio examinarse a menos que hagas la decisión de enmendar todo lo que haya malo en tu corazón, tu temperamento y tu conducta.

Cuando lo hagas, si ves que en tu mente hay aún oscuridad, que no se hace la luz y que el Espíritu de Dios está apartado de ti, es que no has sido bastante concienzudo. En el progreso de la obra has de forzarte, poner toda tu intención en la obra, con la Biblia delante, probando tu corazón. No puedes esperar que Dios obre un milagro para ti, roturando el barbecho. Sólo lo hará haciendo tú uso de los medios. Concentra tu atención en tus pecados. No puedes pensar en ellos mucho tiempo y a conciencia sin ver Io malvado de los mismos y sentirlo, sentirlo profundamente.

La experiencia demuestra que es beneficioso el repasar la propia historia de esta manera. Ponte a trabajar en ello; decide que no pararás hasta que puedas orar. No tendrás nunca el Espíritu de Dios en ti hasta que hayas desentrañado todo este misterio de iniquidad y presentado tus pecados delante de Dios. Que este trabajo de arrepentimiento y plena confesión, este quebrantamiento delante de Dios, tengan lugar y tendrás el espíritu de oración, en abundancia, a rebosar. La razón por la cual tan pocos cristianos conocen este espíritu de oración, es porque nunca se han tomado el trabajo de examinarse debidamente y someter sus corazones de esta forma.

27. No sería de ningún valor el predicarte si tu corazón está endurecido, en barbecho. El labrador no echa su semilla sobre la roca. No produciría nada. Por ello entre los que profesan religión hay tan poco fruto; mucho exterior, pero poco sentimiento. Hay mucha actividad y poca piedad. Si sigues así en los caminos de Dios, seguirás endureciéndote, las cosas empeorarán, como la lluvia y la nieve hacen más espesa la costra de un campo en barbecho y vuelven los terrones más duros.

28. Los que professan religión no deberían estar nunca satisfechos o esperar un avivamiento, por el mero hecho de despertar de su sueño, jactarse y hablar mucho, aunque sea a los pecadores. Tienen que empezar roturando su campo. Una vez hecho esto, para conseguir un modo de sentir más profundo, lo que hay que hacer es salir y ver a los pecadores camino al infierno y hablar con ellos y guiar sus aimas desorientadas. Entonces recibirás más sentimiento. Te puedes entusiasmar sin esta roturación; puedes mostrar mucho celo, pero no durará, y no vas a hacer mella en los pecadores, ni los retendrás. La razón es que lo harás de modo mecánico sin la debida preparación.

29. Y finalmente, ¿estás dispuesto a roturar tu campo en barbecho? ¿Quieres seguir este curso que se te indica y perseverar en él hasta que estés del todo despierto? Si dejas de hacerlo, de prepararte, no puedes seguir conmigo mucho trecho. He ido contigo tan lejos como pude para serte útil, pero ahora has de roturar el campo. De lo contrario todo lo que me queda por decir no te será de ninguna utilidad. Más aún, te hará peor, te endureceá. Si no te pones a trabajar en esto inmediatamente puedes estar seguro que no tienes interés en un avivamiento, que has abandonado a tu pastor y le dejas para que luche solo. Si no lo haces, puedo decirte que has olvidado a Cristo, porque rehusas arrepentirte y volver a tus obras del principio, como hacía la iglesia del Apocalipsis.
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